Juliana Restrepo Accesorios: de las montañas de Antioquia a conquistar Nueva York y Nueva Jersey.
Un sueño tejido en los Andes antioqueños
A los 17 años, Juliana Restrepo abrió un pequeño local llamado Guadalupe Ropa y Accesorios en Andes, Antioquia. Lo que empezó como un escaparate juvenil pronto se convirtió en su escuela de emprendimiento: aprendió a buscar insumos, a negociar con talleres de maquila y, sobre todo, a entender a sus clientes. Ese instinto de creación la acompañó mientras estudiaba Ingeniería Ambiental en Medellín, donde vendía piezas a sus compañeras de universidad y se ganaba un nombre por su estilo fresco y colorido.
El salto a Estados Unidos
Cuando llegó la hora de perfeccionar su inglés, Juliana se aventuró a Boston con una visa de turista convertida en “maleta boutique”: cambió ropa por accesorios hechos a mano. En cuestión de semanas descubrió que la comunidad latina, buscaba productos auténticos y estaba lista para comprar. Cinco meses de ventas exitosas le demostraron que su talento podía florecer en territorio estadounidense.
Un viaje a Nueva York terminó de enamorarla del ritmo cosmopolita y la llevó a instalarse en Weehawken, Nueva Jersey. Mientras trabajaba como mesera en el restaurante colombiano Noches de Colombia, convirtió el delantal en vitrina ambulante: a cada mesa llegaban aretes, pulseras y collares escondidos en los bolsillos. La fama corrió de sede en sede y el negocio creció sin aún llamarse “marca”.
Nace Juliana Restrepo Accesorios
Entre turnos y ferias de fin de semana, Juliana formalizó el emprendimiento: registró la LLC en 2018, abrió su tienda online y profesionalizó sus redes sociales. La esencia, sin embargo, siguió igual: accesorios 100 % hechos a mano en Antioquia por un equipo de artesanas encabezado hoy desde Rionegro. Cada pieza que llega a Nueva Jersey lleva historias de mujeres que encuentran en el tejido una fuente de ingresos y orgullo.
El experimento del local físico
Motivada por el éxito digital, Juliana abrió un puesto en Jersey Gardens Mall. El primer mes facturó US$ 25 000 y pareció tocar el cielo… hasta que el centro comercial la reubicó en un pasillo con menor tráfico de su público objetivo. Entre alquiler, seguros, personal e impuestos, los gastos se dispararon. Tras casi un año —y una pérdida cercana a US$ 50 000— tomó la dura decisión de cerrar.
Lejos de rendirse, aprendió dos lecciones clave:
- Planificación financiera rigurosa: cada costo oculto (seguros, impuestos dobles de importación, comisiones sobre ventas) puede hundir márgenes.
- Producto estacional y cliente ideal: en un país con estaciones, la paleta de colores y el tipo de pieza deben adaptarse al clima y a los hábitos de compra.
Reinventarse: de retail a distribución mayorista
Hoy la marca combina venta directa en línea con distribución al por mayor. Sus accesorios viajan a Canadá, República Dominicana, México y Centroamérica, mientras Juliana apunta a su próxima meta: facturar un millón de dólares en accesorios colombianos alrededor del mundo.
Consejos de Juliana para los emprendedores latinos
- Persistir, resistir y nunca desistir.
- Formaliza tu negocio: un tax ID y el registro de marca abren puertas a ferias y alianzas.
- Cuida las finanzas: antes de soñar en grande, conoce cada gasto en tu cadena.
- Sal de casa: los clientes están en la calle, en eventos, en redes. Habla de tu producto con orgullo.
- Piensa global: tu mercado puede estar a miles de kilómetros; el límite, como dice Juliana, es el cielo.
¿Te inspiró la historia?
Conecta con Juliana en @julianarestrepoaccesorios y descubre cómo un par de aretes tejidos en Antioquia puede recorrer el mundo hasta tu puerta. En Guía Latina seguiremos compartiendo relatos que demuestran que, cuando los latinos soñamos en grande, las fronteras se vuelven accesorios.